Irracionalidad:
(12 Septiembre, 2020) La energía solar es muy diluida y tiene poca densidad energética, por lo que para obtener una potencia útil exige instalar grandes extensiones de colectores solares en tierras planas, que en ocasiones ocupan tierras de cultivo matando las hierbas silvestres bajo los paneles al privarlas de luz solar, afectando la fauna que allí habita.
Las turbinas eólicas por su lado roban energía de los vientos que llevan humedad del océano. Los muros de turbinas crean sombras de lluvia, produciendo más lluvia cerca de las turbinas y sequía en las regiones a favor del viento. (De lo que se quejan los agricultores de Montepatria debido a las barreras de turbinas eólicas construidas cerca de la costa en Canela, en la Región de Coquimbo, Chile.)
Las turbinas funcionan mejor a lo largo de los acantilados donde las aves en vuelo, como las águilas y cernícalos, buscan corrientes térmicas. Los pájaros son allí cortados por las guadañas giratorias, al igual que los murciélagos.
Las turbinas molestan a los vecinos con el ruido y aumentan el riesgo de incendios forestales. Si están en alta mar, menos viento con humedad y menos lluvia llega a la costa.
Pero no basta con instalar las granjas de paneles FV y los muros de turbinas eólicas, es necesario también unir estas instalaciones con las redes de distribución eléctrica existentes, poniendo nuevas torres y tendidos eléctricos en zonas silvestres, con su red de caminos y estaciones de transferencia haciendo cada vez más vulnerable el sistema eléctrico a los fenómenos naturales, al vandalismo y la delincuencia, a la vez que intervienen el paisaje natural afeándolo.
Pero todos estos efectos adversos son ignorados por políticos y activistas, que continuan en su empeño de instalar las mal llamadas "energías limpias" por todo el territorio, apoyando delirantes programas de "descarbonización" altamente subsidiados que lo único que han conseguido hasta ahora es aumentar el precio de la electricidad y hacer más inestable el suministro eléctrico.
Tanta insensatez no es sólo local, el Estado de California en Estados Unidos, administrado desde hace veinticuatro años por demócratas ecologistas, y están "descarbonizando" a matacaballos su red eléctrica. Como las centrales generadoras son de propiedad estatal han podido apagar centrales a gas natural y atómicas en pleno funcionamiento solo por razones ideológicas, esperando que su entrega de electricidad sea suplida por grandes centrales eólicas y fotovoltaicas instaladas recientemente. Pero olvidaron que esas energías son inestables e intermitentes, y bastaron algunos cálidos días de verano sin viento y con nubes, en agosto pasado, para que toda la red colapsara y los californianos debieran soportar apagones de electricidad, semejantes a los que afectan a Venezuela y Argentina. ¿Es lo que le espera a Chile, donde gran parte de la clase política se ha comprado el discurso del calentamiento global provocado por el hombre y esperan que este pequeño país que genera el 0,2% del CO2 mundial limite su desarrollo mientras China, Rusia e India, que generan el 41%, sigan construyendo centrales a carbón?
También la locura afecta a Australia, culpable de emitir el 1,1% del CO2, donde los ilusos ecologistas han descubierto otro posible sustituto de los combustibles fósiles y un nuevo negocio: el hidrógeno. Quieren utilizar la escasa agua de Australia para fabricar hidrógeno y exportarlo a Asia, con un proceso electrolítico rotativo que consume mucha más energía de la que puede producir.
La electrólisis consume nueve toneladas de agua más montones de electricidad para producir una tonelada de hidrógeno. Esta agua procesada no se recupera hasta que se quema el hidrógeno (a diferencia del agua en las turbinas de vapor donde la mayor parte del agua se reutiliza y parte se escapa a la atmósfera a través de torres de enfriamiento).
El hidrógeno es un gas explosivo de baja energía. Recolectarlo, almacenarlo y exportarlo será un negocio peligroso, y producirlo consumirá grandes cantidades de agua y electricidad australianas para generar un combustible "verde" de moda para Asia.
La quema de este combustible liberará agua australiana pura en los contaminados cielos asiáticos. Pero el gobierno australiano está financiando la especulación del hidrógeno con 70 millones de dólares.
Ninguna energía verde es realmente verde. Tiene un costo enorme en metales raros; crea problemas de desechos tóxicos; los paneles solares crean desiertos solares; las turbinas matan aves y roban energía del viento y la lluvia de las zonas del interior; y ahora quieren robar agua dulce y energía para exportar hidrógeno explosivo de baja energía.
Por el contrario, el carbón es sol fosilizado. Quemarlo libera energía para la industria y sus productos de combustión brindan grandes beneficios para el mundo verde: vapor de agua, alimento vegetal de dióxido de carbono y valiosos micronutrientes para las plantas.
¿Por qué exportar nuestro sol, viento y agua dulce a través del hidrógeno y dejar nuestro abundante sol fósil encerrado bajo tierra como 'activos políticamente inutilizables'?
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Jorge Ianiszewski R.
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