Fue culpa de la DANA:
(31 Octubre 2024) Pasado el aluvión de agua, barro y escombros que se abatió anoche sobre algunos barrios periféricos del sur de Valencia, otro aluvión de explicaciones, excusas y acusaciones cayeron sobre las autoridades a las que esta catástrofe pilló desprevenidas. Sorprende que algo así pueda haber ocurrido en un país europeo aparentemente desarrollado. Obviamente la ocurrencia de la DANA era inevitable, pero sus efectos destructivos podrían haberse amortiguado.
Imagen: Así quedaron miles de vehículos arrastrados por las riadas en Valencia. Foto: AP.
Todos sabemos que los fenómenos climáticos catastróficos tarde o temprano ocurren o vuelven a ocurrir, y tal como el año 1957 los efectos de esta DANA sobre España, un fenómeno meteorológico conocido como Depresión Aislada en Niveles Altos, que ha afectado a una amplia zona del sur y el este del territorio español, con precipitaciones y fuertes vientos, fué especialmente severa en Valencia.
Según el meterorólogo de la BBC Matt Taylor, el término DANA empezó a ser usado por meteorólogos españoles y suele utilizarse para hacer referencia a cualquier situación de lluvia intensa y abundante, sobre todo cuando ocurre en la costa mediterránea de la Península Ibérica durante el otoño.
"La DANA es un fenómeno en el que una masa de aire polar muy frío queda aislada y empieza a circular a gran altitud (entre 5.000 y 9.000 metros), lejos de la influencia de la circulación de la atmósfera".
Luego, al chocar con el aire más cálido y húmedo que suele haber en el mar Mediterráneo, genera fuertes tormentas, sobre todo a finales del verano boreal y principios del otoño, cuando las temperaturas del mar son más elevadas.
Los medios tradicionales se apuraron de culpar al cambio climático generado por el uso de combustibles derivados del petróleo, una excusa fácil y que muchas autoridades aprovechan para eximirse de la culpa de haber abandonado sus obligaciones con la comunidad.
HABÍA PASADO ANTES
El Dr. Matthew Wielicki, recuerda que "Tras la devastadora inundación de 1957, los urbanistas tomaron la audaz decisión de desviar el río Turia al sur de la ciudad, una brillante solución estructural destinada a evitar que la ciudad sufriera futuras tragedias. Pero, ¿qué hicieron a continuación? Permitieron un desarrollo descontrolado justo alrededor de este nuevo canal de inundación, directamente en la zona de peligro. La peor inundación de ayer se produjo justo en estas zonas de expansión (círculos en el mapa siguiente). Décadas de ignorar lo obvio dieron como resultado un fracaso predecible, y ninguna cantidad de charlas sobre la "crisis climática" cambiará eso".
Hay que recordar que en 1957 la cantidad de CO2 atmosférico, a que los catastrofistas culpan de todos los fenómenos climáticos era menor que la actual.
Imagen: Así se hizo el desvío del río Turia al sur de la ciudad. En morado su cauce antiguo por el centro de Valencia. En verde el nuevo cauce trazado luego de las inundaciones de 1957 y marcadas en amarillo, las zonas más afectadas con las nundaciones de este año. Foto: @alfreedom_dev. (Haga clik para agrandar).
Imagen: Vista aérea de Valencia, antes y después de las inundaciones recientes. Foto: BBC. (Haga clik para agrandar).
Hace casi justos 67 años la ciudad de Valencia sufrió entre los días 13 y 14 de octubre de 1957 la crecida y el desbordamiento del río Turia, que atravesaba la ciudad en ese entonces hasta desembocar en el Mediterráneo. En pocas horas las calles más céntricas de la ciudad eran ríos que arrastraban todo a su paso. En saldo final fue de 81 muertos y una destrucción generalizada en la ciudad de Valencia.
Tras la tragedia el gobierno del general Franco inició al año siguiente el Plan Sur, una colosal obra que desvió el cauce del Turia para que Valencia no volviera a inundarse.
Es el nuevo cauce del río Turia lo que ha evitado que las lluvias torrenciales de la DANA que azota a la Comunidad Valenciana hayan inundado la ciudad de Valencia. Mientras numerosas localidades de la provincia se enfrentan a devastadoras inundaciones, el núcleo urbano de la capital se ha mantenido a salvo gracias a este desvío histórico, una infraestructura diseñada precisamente para evitar desastres como el de la riada de 1957.
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Las temperaturas en el ártico han variado poco en los últimos 90 años.
